PRONUNCIAMIENTO: Mujeres Nicaraguences.
El 25 de noviembre fue instaurado como Día contra la violencia hacia las Mujeres por las participantes del Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (1981). Esta fecha fue retomada por Naciones Unidas declarando el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
También conmemoramos el 50 Aniversario de uno de los femicidios más brutales y horrendos de la historia latinoamericana y caribeña contra las luchadoras de derechos humanos Minerva, Patria y María Teresa Mirabal (1960), ordenado por el dictador Rafael Trujillo, quien impuso su poder y crueldad durante 31 años en República Dominicana. Su sacrificio fue un detonante que marcó el fin de esa dictadura que, junto a la de Somoza, constituyó lo más abyecto del poder absoluto y sanguinario en América Latina en aquellas décadas.
Desde la Campaña 28 de Septiembre por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe condenamos la violencia machista que, según los datos de Naciones Unidas, sufren alguna vez, tres de cada cuatro mujeres en el mundo.
En Nicaragua la violencia tiene rostro de mujer. Las nicaragüenses nos encontramos atrapadas en una sociedad atiborrada de mensajes patriarcales que incitan a la violencia contra las mujeres. Destaca el discurso gubernamental que proyecta una imagen de estabilidad y abundancia inexistentes, acompañada de acciones “caritativas" dirigidas a evitar una explosión del pueblo hambreado y su política neoliberal de dejar hacer, dejar pasar han abandonado a su suerte a los sectores más desposeídos en un ambiente que coadyuva al incremento de la violencia. Esta dicotomía ha afectado principalmente los derechos humanos de las mujeres.
El slogan “el pueblo presidente” se traduce en la “violencia es la mejor forma de ejercer poder”. Ortega violenta descaradamente nuestra Carta Magna y los acuerdos internacionales como la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW). Los derechos humanos de las mujeres, en especial los derechos sexuales y reproductivos han devenido en retroceso. Nunca en nuestra historia se ha perdido tanto el sentido laico del Estado, como en la actualidad lo ha comprometido este gobierno con los sectores religiosos, en función de su interés de perpetuarse en el poder.
La ausencia de educación sexual, la falta de programas para atender la salud de las mujeres, el incumplimiento de la ley que castiga a agresores y violadores, la manipulación de la juventud en actos de agresión, la penalización total del aborto son algunos ejemplos de la violencia institucionalizada que se vive actualmente Nicaragua.
¡Exigimos el derecho al aborto legal y seguro!
¡Demandamos castigo a agresores y violadores!
¡Nunca más dictadura!
¡No a la reelección!
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