Esta mañana acompañe a la Diputada
Malú Micher a su Segundo Informe de Trabajo Legislativo que se llevó a cabo en
el Distrito Electoral de Tlalpan, donde fue electa. Me conmovió la manera en
que la gente se le acercaba. La manera tan familiar en que la abordaban y la
respuesta tan afectuosa de ella. Uno de los agradecimientos más recurrentes que
me tocó por parte de algunas mujeres, fue el de unas estufas. Resulta que por
la cultura tan arraigada en zonas muy alejadas y humildes de esa demarcación,
las mujeres cocinan con leña. Me enteré que Tlalpan es la Delegación del DF.,
con el más alto porcentaje de mujeres con cáncer de pulmón pues la exposición
al humo todos los días les ha originado ese padecimiento. Ese hecho concreto,
derivó en una política pública y por lo tanto en asignación de presupuesto para
llevar a esas zonas acciones simples pero certeras: estufas sencillas que
aíslan el humo del hogar de las familias minimizando con ello el impacto a la
salud principalmente de mujeres y niñxs. Que las mujeres sean las únicas que
deban satisfacer las necesidades de alimentación de las familias cocinando con
leña, no es algo que me parezca lo mejor, sin embargo a la par que vamos
modificando los estereotipos de género e impactamos en las culturas y en los
gobiernos para juntos erradicar estas prácticas, acciones como ésta hacen la
diferencia. Observé otras cosas que me parecieron interesantes y necesarias,
por ejemplo, un programa de zapatos ortopédicos para personas diabéticas que
son muy caros y que por supuesto la gente con bajos recursos no puede comprar y
eso origina amputaciones. Siendo la diabetes de las principales causas de
muerte en el país, impulsar estos programas me parece importante, a la par por
supuesto que se implementan otro tipo de políticas de atención y prevención
basadas en diagnósticos locales. Pienso que estas pequeñas cosas, aunque
mínimas hacen la diferencia en la vida de la gente y estando de acuerdo en que
deben llegar a más población el que sean implementadas con lógicas distintas a
las tradicionales debe reconocerse. ¿Por qué en vez de tirar dinero regalando
cubetas, baberos o sartenes no se piensa en programas sencillos para erradicar
problemas tan graves? Talvez olvido muchas cosas vividas esta mañana, pero no
puedo dejar de mencionar algunas otras que llamaron mi atención previo y
durante el informe, por ejemplo, las mesas con información sobre VIH/Sida,
Interrupción del embarazo, condones y métodos anticonceptivos, incluyendo la
píldora del día después para prevenir el embarazo adolescente, infecciones de
transmisión sexual y embarazos no deseados. Me sorprendió que en un evento en
una comunidad alejada de esta ciudad, los señores y las señores oriundos de la
zona, pasaran por las mesas informativas repletas de condones sin alarmarse y
que un público sencillo interrumpiera la participación de Malú al hablar de que
en el DF el aborto es legal hasta las 12 semanas y que las mujeres ya no mueren
por abortos clandestino. A las cosas, hay que nombrarlas por su nombre la
diputada Malú Micherhabló hoy, sin matizar el discurso y de manera sencilla
pero clara, sobre los problemas de la violencia hacia las mujeres expresada en
sus diferentes rostros; de cómo afecta la falta de presupuesto a políticas y
programas específicos para lugares y poblaciones concretas y de cómo los dineros
bien aplicados pueden dar resultados. Asumió una posición crítica sobre lo que
pasa en el país; las crisis que vivimos; las corrientes del PRD, la salida del
Ing. Cárdenas, Ayotzinapa y las mujeres y hombres que nos matan y nos
secuestran en este país, que se nos cae a pedazos. Enfrentada y plantada a sus
electores, habló de sus convicciones, de su ser y asumirse feminista en la
práctica cotidiana y en su trabajo legislativo; de sus posiciones políticas en
votaciones sobre las reformas estructurales a las que se opuso y de muchas
cosas que yo personalmente celebro porque una voz como la de ella es necesaria
e importante en los espacios de toma de decisiones. Malú, a la que le reconozco
diversas luchas en su andar político, culminó su intervención reconociendo el
trabajo de sus cómplices feministas, de algunas mujeres del congreso que se han
sumado a propuestas en beneficio de todas, sin importar sus partidos y a los
pocos hombres congruentes de la política formal que han cuestionado las
estructuras caducas que nos permean. Se despidió invitándonos a no perder la
esperanza. Esa que estando presente nos lleva a soñar y luego a movilizarnos. A
perder el miedo, a ser oposición, a ser inconvenientes e incómodxs para un
sistema que pretende con aplastantes mayorías nulificarnos y al que es
importante dejarle claro que somos un gran mosaico de personas diversas con
convicciones que no está dispuesta a vencerse.
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